Estábamos allí, todos, de pie.
En la habitación.
Enfrente mío una mujer de vestido raído. Lleva un cartel colgado al cuello. Soy tu madre. Dice. El cartel.
Pintado a brochazos. Lo vuelvo a mirar. Te quiero mi vida. Dice. El cartel. Con letra de niña.
De la mano de mi madre (lo dice el cartel), un enano en pijama y batín: mi padre.
Avanzan hacia mí. Atraviesan el océano en cuestión de segundos. Están a mi lado y me miran.
-Deja de clavar el clavo en la pared.- Dice mi madre. Mi padre asiente con su cabeza que es enorme.
-Deja de clavar el clavo - Dice mi padre (sin articular palabra).
-Es mentira, yo no clavo el clavo.- Digo yo. Y todo el mundo se ríe. En la pizarra escribiendo mil veces: no claves el clavo en la pared.
-Es mentira, os lo aseguro.
Miro mis manos: en la derecha el martillo, en la izquierda el clavo.
Y clavo el clavo en la pared, y el cuadro que lleva siglos colgado se cae.
-Dios mío, el cuadro¡ -gritan todos
Y el cuadro se rompe y el suelo se llena de cristales. Mi madre radiante los pisa alborozada,está descalza y sangra. -¿como aquella vez, te acuerdas hijo?. Yo asiento con la cabeza (que es enorme), aunque no me acuerdo bien, pero me da miedo llevarle la contraria.
-Mira lo que has hecho, idiota!- dice mi padre con el ceño fruncido. Inmediatamente le asesto un martillazo en la jeta. Cae al suelo herido de muerte.
-Me muero - dice melodramático. (como si no lo supiéramos, contesta el coro). Me mira a los ojos y agarrándome de la mano, susurra: - hijo mío, apaga el gas al acostarte. Y expira.
Fuegos artificiales al lado del puerto. La ciudad se viste con sus mejores galas. Mi madre nos saluda a todos desde el balcón, se ríe y nos lanza besos. Os quiero, os quiero. Nos dice embriagada (y me señala con el dedo). Os quiero a todos, y se vuelve a reir; -a todos menos a tí.- Y me señala con el dedo.
Ellos se dan la vuelta y me miran.
Yo hago como si no me entero y sigo tirando confetti. Cuánta mierda hay en el suelo -pienso-, qué difícil va a ser limpiar todo esto.
Gilipollas! dice alguien.
Yo hago como si no me entero, me meto las manos en los bolsillos, y me voy silbando.
Estos dos creo que no los van a pillar, jajaja...
ResponderEliminarPuto cuadro de los cojones........
Recuerda en lo irónico a ese poema de Valente que dice, "fui absurdamente aderezado para una ceremonia a la que no iba a asistir".
ResponderEliminarNos hurtamos a la vida de la mano de un huir constante de las otras manos y de las otras vidas y sus educadas costumbres.
Concluyente.
Recibe un fraternal abrazo.